Inteligencia Emocional en la Crianza: Nombrar Sentimientos en Lugar de Arreglar Problemas

Focus: ayudar a niños pequeños a compartir juguetes

Descubre cómo ayudar a tus niños a compartir juguetes enfocándote en nombrar emociones para fortalecer su inteligencia emocional y bienestar integral.

Ayudar a los niños pequeños a compartir juguetes suele verse como un reto sencillo: enseñarles a dar y recibir, a cooperar y a ceder. Pero bajo la superficie del comportamiento para compartir en los bebés hay un mundo emocional profundo que requiere más que simples indicaciones o castigos. Cada vez más padres descubren el poder de la inteligencia emocional, especialmente la práctica de nombrar los sentimientos en lugar de solucionar los problemas de inmediato, para fomentar el desarrollo emocional y la salud mental de sus hijos. Este enfoque está muy alineado con las filosofías de crianza respetuosa y ha ganado popularidad gracias a la mayor conciencia sobre la salud mental y las estrategias de crianza basadas en terapia tras la pandemia.

Este artículo explora cómo centrar la atención en la inteligencia emocional, mediante el nombrar sentimientos, puede transformar no solo las interacciones relacionadas con compartir, sino también otras áreas. Hablaremos sobre por qué a los niños pequeños les cuesta compartir, su contexto de desarrollo, y maneras prácticas y basadas en evidencia para que los padres promuevan la alfabetización emocional y la cooperación al reconocer primero las emociones — no solo el comportamiento.


Entendiendo por qué a los niños pequeños les cuesta compartir

Que un niño pequeño no quiera compartir sus juguetes rara vez se debe a egoísmo o terquedad; está relacionado con necesidades emocionales y con el desarrollo del sentido del yo. En esta etapa, las emociones suelen ser abrumadoras y confusas para los pequeños, quienes aún no han aprendido a nombrarlas o gestionarlas efectivamente.

La investigación en psicología del desarrollo enfatiza que los niños menores de 3 años son egocéntricos por naturaleza, no en un sentido negativo, sino porque sus cerebros están diseñados para priorizar sus propias necesidades como mecanismos de supervivencia (Piaget, 1952). Cuando un niño pequeño se aferra a un juguete, a menudo este representa una fuente de consuelo o una forma de expresar sentimientos como ansiedad o inseguridad.

En lugar de saltar directamente a soluciones ("¡Comparte el juguete!"), la crianza emocionalmente inteligente invita a los padres a primero nombrar los sentimientos del niño (“Veo que estás molesto porque quieres quedarte con el carrito”). Esta práctica valida la experiencia del niño y reduce la escalada emocional, facilitando que los comportamientos cooperativos sean más alcanzables.


Etapas del desarrollo y el comportamiento para compartir en niños pequeños

Las habilidades para compartir se relacionan estrechamente con los hitos del desarrollo emocional:

  • De 0 a 18 meses: Los bebés empiezan a entender que los demás son seres independientes; la posesividad es común.
  • De 18 a 24 meses: Los niños empiezan a reconocer los sentimientos de otros, pero aún priorizan sus propias necesidades y deseos.
  • De 24 a 36 meses: La empatía y la capacidad de tomar perspectivas emergen, permitiendo que ocasionalmente compartan, especialmente si se les anima con suavidad.

Nombrar los sentimientos durante estas etapas sienta las bases para la autorregulación, un componente fundamental de la inteligencia emocional. Según Daniel Goleman, autor de Inteligencia Emocional, identificar las propias emociones con precisión es el primer paso para poder regularlas y responder de manera reflexiva en lugar de reactiva.

En el contexto específico de ayudar a los niños pequeños a compartir juguetes, esto significa usar un lenguaje emocional que conecte sentimientos y comportamientos: “Estás triste porque no quieres prestar la muñeca” o “Está bien sentir enojo cuando alguien toma tu juguete”.


Estrategias efectivas para enseñar a compartir a los niños pequeños

1. Nombra el sentimiento antes de arreglar el problema: Cuando surja un conflicto por un juguete, haz una pausa y expresa en voz alta lo que observas emocionalmente. Por ejemplo, “Veo que estás frustrado porque Max tomó la pelota”. Esto ayuda a los niños a poner palabras a sus emociones, fomentando la alfabetización emocional.

2. Valida sin corregir inmediatamente: En lugar de modificar el comportamiento del niño de inmediato, primero reconoce sus sentimientos; esto hace que se sientan comprendidos y menos a la defensiva. “Es difícil compartir algo que realmente te gusta”.

3. Usa transiciones suaves: Cuando sea momento de compartir, prepara a los niños nombrando sentimientos y expectativas con anticipación. “Sé que te encanta tu camión. Después de jugar tú, lo compartiremos para que Jaime también pueda probarlo”.

4. Modela la expresión emocional: Comparte tus propios sentimientos verbalmente en momentos cotidianos. “Me siento contento porque estás compartiendo tus juguetes hoy” muestra que es natural expresar emociones abiertamente.

5. Practica la resolución de problemas juntos: Después de nombrar los sentimientos, invita a los niños a proponer ideas para mejorar la situación. Esto les da poder y apoya la regulación emocional. “¿Qué podemos hacer para que todos estemos contentos?”

Los estudios demuestran que estas estrategias no solo promueven el compartir, sino también la competencia emocional, la resiliencia y el bienestar mental (Denham et al., 2015).


Juegos y actividades que fomentan las habilidades para compartir

Las actividades centradas en la inteligencia emocional y el nombrar sentimientos pueden facilitar las dificultades de compartir en los niños pequeños:

  • Charadas de emociones: Ayuda a los niños a representar emociones básicas — alegría, tristeza, enojo — y nómbralas para ampliar su vocabulario emocional.
  • Hora del cuento sobre sentimientos: Lee libros enfocados en emociones (como Así me siento de Janan Cain), haz pausas para identificar qué sienten los personajes y relacionarlo con compartir o jugar.
  • "Chequeo de sentimientos" antes de jugar: Antes de una reunión o juego, pregunta cómo se sienten los niños y guíalos a expresar esos sentimientos si surge un conflicto con un juguete.
  • Juegos de rol con marionetas o muñecos: Usa juguetes para mostrar situaciones de nombrar sentimientos, por ejemplo “Muñeca está triste porque alguien se llevó su bloque”.

Estas actividades generan un ambiente lúdico y relajado en el que la inteligencia emocional y el compartir se entrelazan naturalmente.


Cómo manejar conflictos por compartir entre niños pequeños

Cuando los niños discuten por juguetes, la reacción natural puede ser intervenir de inmediato repartiendo los juguetes o regañando. En cambio, la crianza emocionalmente inteligente recomienda:

  • Pausar y reflexionar: Observa qué sentimientos están detrás del conflicto. ¿Está el niño sintiéndose excluido, celoso o ansioso?
  • Usar un lenguaje empático: “Sé que es frustrante tener que esperar tu turno”.
  • Evitar castigos: El castigo puede bloquear la expresión emocional y la confianza.
  • Guiar con palabras emocionales: Ayuda a los niños a articular lo que sienten y sus necesidades.
  • Ofrecer opciones: “¿Quieres jugar con el camión ahora o con la pelota después?” Dar control a los niños puede disminuir la frustración.

Nombrar sentimientos durante los conflictos ayuda a los niños a navegar desafíos sociales mientras fomentan la autoconciencia y la cooperación.


Papel de los padres: Modelar el compartir y la cooperación

Los niños aprenden inteligencia emocional, en gran parte, observando. Los padres que nombran sus emociones abiertamente, muestran empatía y demuestran comportamientos de compartir son modelos poderosos.

  • Verbaliza tus sentimientos: “Me siento feliz cuando todos compartimos nuestras ideas”.
  • Muestra flexibilidad: “Hoy estoy un poco cansado, así que busquemos una actividad más tranquila juntos”.
  • Pide disculpas y corrige: Cuando los padres se equivocan, reconocer sentimientos y disculparse enseña humildad y responsabilidad emocional.

Estos modelos consistentes crean una cultura familiar donde las emociones son respetadas y compartidas libremente, promoviendo una salud mental saludable y conexión social.


Cuándo buscar ayuda profesional por dificultades para compartir

La mayoría de los niños avanzan de forma natural en el compartir con apoyo emocional y la práctica de nombrar sentimientos. Sin embargo, si los problemas para compartir son persistentes o extremos, puede ser necesario buscar orientación experta si:

  • Hay frecuentes y fuertes episodios de agresión o berrinches.
  • El niño muestra signos de retraimiento emocional o ansiedad.
  • Los conflictos para compartir afectan las relaciones sociales más allá de la primera infancia.
  • Los cuidadores se sienten abrumados o inseguros sobre cómo proceder.

Consultar con un psicólogo infantil o especialista en crianza puede ofrecer estrategias personalizadas que refuercen la inteligencia emocional y el comportamiento positivo para compartir.


Preguntas frecuentes: Inteligencia emocional en la crianza — Nombrar sentimientos en lugar de arreglar problemas

P1: ¿Por qué nombrar sentimientos es más efectivo que arreglar problemas inmediatamente?

R: Nombrar sentimientos valida la experiencia emocional del niño, ayudándolo a sentirse comprendido y tranquilo. Esta conexión emocional facilita su disposición para cooperar más que si se corrige el problema sin reconocer cómo se siente.

P2: ¿Cómo puedo animar a mi niño pequeño a expresar sus sentimientos sobre compartir?

R: Usa palabras simples para etiquetar emociones durante momentos para compartir. Haz preguntas suaves como “¿Estás triste porque no puedes jugar con ese juguete ahora?” Con el tiempo, los niños aprenden a reconocer y comunicar sus emociones.

P3: ¿Qué hago si mi niño se niega a compartir incluso después de trabajar las emociones?

R: Algo de resistencia es normal en el desarrollo. Continúa con enfoques basados en la empatía sin forzar. Si el comportamiento es extremo o persistente, busca ayuda profesional para descartar problemas subyacentes.

P4: ¿Nombrar sentimientos puede ayudar en otras conductas además de compartir?

R: Claro que sí. La alfabetización emocional mejora la autorregulación, reduce berrinches y fortalece habilidades sociales en diversas situaciones, como cambios de actividad, la hora de dormir y relaciones con hermanos.

P5: ¿Cómo impacta la inteligencia emocional en la crianza la salud mental?

R: Enseñar a los niños a entender y expresar sus sentimientos contribuye a la resiliencia emocional, reduce el riesgo de ansiedad y depresión, y establece las bases para relaciones saludables a lo largo de la vida.


Conclusiones clave: Inteligencia emocional en la crianza — Nombrar sentimientos en lugar de arreglar problemas

  • Ayudar a los niños pequeños a compartir juguetes efectivamente implica más que enseñar un comportamiento; requiere nutrir la inteligencia emocional nombrando primero los sentimientos.
  • La dificultad para compartir en los niños pequeños surge de procesos naturales de desarrollo y de sentirse abrumados emocionalmente, no de terquedad.
  • Nombrar sentimientos ayuda a los niños a desarrollar alfabetización emocional, autorregulación y empatía social.
  • Las técnicas de crianza respetuosa que priorizan la validación emocional sobre la solución inmediata reducen conflictos y fomentan la cooperación.
  • Las estrategias prácticas incluyen verbalizar emociones, validar sentimientos, modelar el compartir y usar actividades lúdicas basadas en emociones.
  • Los padres que modelan inteligencia emocional crean un ambiente que favorece la salud mental y habilidades sociales para toda la vida.
  • Buscar apoyo profesional es recomendable si las dificultades para compartir o emocionales persisten o afectan gravemente el bienestar del niño.

Al cambiar el foco de arreglar problemas a nombrar y comprender sentimientos, los padres empoderan a sus hijos para que no solo compartan juguetes, sino que también naveguen con confianza y cuidado el complejo mundo de las emociones. Este enfoque emocionalmente inteligente sienta bases sólidas para su salud mental y éxito interpersonal futuros.


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